miércoles, 9 de octubre de 2013

ALTO IMAZA: LEGADO HISTORICO DE AMAZONAS (1)


Entrada a Asunción Goncha, desde Cashac


 Desde la primera vez que conocí esta zona, tengan la seguridad que me enamoré de ella. He sentido que regreso al pasado, que me convierto en parte de ella, que he vivido en “otra vida” en esta zona. He recorrido casi todo el territorio, he palpado la riqueza cultural, histórica, natural de la zona. He cruzado muchos abrazos y compromisos. He caminado sus caminos empedrados como periodista viajero empedernido. He vivido diversas emociones humanas. Vivencias de un viaje fantástico a una zona surrealista, mágica, emblemática, vieja como nuestra historia y joven llena de esperanza por lo que vendrá.

Rumbo a la otra cara de Chachapoyas
Desde las cinco de la mañana, las camionetas esperaban a los viajeros, que llegaban entre sueño y aliento helado por la fría temperatura de la madrugada. A lo lejos se veía figuras tambaleantes saliendo de un bar, una disco o karaoke, deportistas ocasionales que recorren “tranco tranco” la ciudad, una escoba asida por una joven mujer, limpia las calles, mientras que el resto sigue en los brazos de morfeo.
Bosque de neblina subiendo de Molinopampa

La ruta Chachapoyas a Molinopampa, es uniforme por la capa de asfalto sembrada en la pista, surcando en las 4x4, avanzamos a la cumbre marcada por una densa neblina y una fina llovizna que hacía lenta la travesía. Robustos ganados pastan por el lugar y pisan restos de lo que  fuera un camino inca, hoy llamado “Qapac Ñan” o rodean inmensos y sin límites hoyos terrenales que pese a grandes rocas que arrojas, ruedan y ruedan sin parar.
Valle del Alto Imaza

Siete y media de la mañana, avistamos el valle del Alto Imaza, un delgado río como serpiente se extiende en medio del valle. Un valle verde esperanzador donde pastan decenas de cabezas de ganado, caballos y algunas veces y de madrugada un avezado venado que sin temor pasta moviendo su pequeña cola.
Como estaba previsto llegamos a Asunción Goncha, un desayuno sostenido y la bienvenida de su alcalde nos hacen placentera la primera parada. Luego de unas fotos para el recuerdo y entregar libros para niños de PRONEI e inicial caminamos a su templo, que se erige en su plaza principal y cuál émulo de Kuélap sus paredes son totalmente de piedra. En su interior guardan una serie de bellezas religiosas propias de lugares donde por vez primera se anunciaron las evangelizaciones. 
Ríos llenos de vida y truchas

A las once con cuarenta minutos, viajamos rumbo a Olleros, cuyo alcalde y pobladores nos esperaban impacientes según nuestros compañeros de viaje. En el trayecto uno se contagia de las emociones y pide que paren los carros para tomar fotos al paisaje, al río, a las rocas, a nosotros mismos. Impresiona un cañón rocoso que nos abre el camino que nos acerca más a nuestro objetivo y desde allí surgen las primeras plantas del ARBOL DE LA QUINA,  recordado por formar parte de nuestro Escudo Nacional. Un árbol que es usado como troncos para las divisiones de las chacras o para llevarla a la tushpa y caliente nuestras entrañas en plena helada. Milton, intrépido amigo nuestro, presto se baja de la moto y se tira al río con la atarraya, todos abrumados vimos como sacaba a las orillas más de una docena de truchas.
Parte del equipo de consultores de la DIRCETUR AMAZONAS

¡Bienvenidos a Olleros la tierra del ganado vacuno y de la leche!, dice un mural por la cual pasamos, veinte minutos más tarde nos encontrábamos toda la comitiva en la plaza de este lugar. Pequeño, frío pero abrigador. En su plaza decenas de personas nos esperaban motivados por la vista de un “shunto” de gente que acompañaban a los de la DIRCETUR AMAZONAS. Luego de un efusivo abrazo con el alcaldem, pasamos al salón municipal. Nos da la bienvenida y a cambio lo entregamos libros y el polo oficial del “Raymillacta 2014”. Explicamos nuestra visita y antes del almuerzo todos caminamos a la Iglesia, en ella nos depararía muchas sorpresas. Nos enseñaron los repiques de las campanas: Para las faenas comunales, para los entierros o para las asambleas. Cada una de las campanas tiene un sonido diferente. Sonidos que llegan al alma. Sonidos fuertes, agudos y al mismo tiempo melódicos.
Tronco tallado con dos caras, que se encuentran al interior del Templo de Olleros

Una anda que se usa en Semana Santa. Es de pan de oro, pero en malas condiciones

El templo es largo y con olor a abandono a causa de los pocos feligreses en el lugar. Una urna que alguna vez estuvo bañada con pan de oro, una madera con dos cabezas, un cristo herido por la indiferencia son reciben el ingreso. Al fondo un altar que espera a gritos la mano de un restaurador. 

En manto que está en Olleros. Es grande y bello, pero en mal estado
Lenin, explica el entorno, la historia del pueblo y al fondo vemos unas manos que traen un fardo marrón sacado de un viejo baúl. Es un manto nos dicen. Lo abren “pamba pamba” y vaya sorpresa. Es un manto donde está plasmado la Vía Crucis de nuestro salvador, hecha totalmente de algodón. Es largo y ancho, “cabalito” para que tape el altar, nos dice una vecina del lugar. Es una pena que esté en malas condiciones, con retazos destruidos por el abandono, pero al mismo tiempo, fue oportuna nuestra visita para intentar recuperarlo por medio del estado o de alguna institución privada. Sabía que de estos mantos teníamos por decenas en nuestras iglesias. Se de San Carlos, de Olto, me cuentan que habían un “shunto” en el Alto Imaza, pero un curita les dijo que ya no valían y comenzaron a quemarlo. Felizmente se ubicó uno, que debería ser sujero de protección urgente en un lugar seguro de Chachapoyas. Propusimos que lo destinen al Museo Etnico Religioso de la capital de Amazonas, esperamos una respuesta afirmativa de la comunidad en general (continuará…)
Lo que sorprende es que en las paredes se encontró lo que era el símbolo del Rey Carlos V de España



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