Entrada a Asunción Goncha, desde Cashac |
Desde
la primera vez que conocí esta zona, tengan la seguridad que me enamoré de
ella. He sentido que regreso al pasado, que me convierto en parte de ella, que
he vivido en “otra vida” en esta zona. He recorrido casi todo el territorio, he
palpado la riqueza cultural, histórica, natural de la zona. He cruzado muchos
abrazos y compromisos. He caminado sus caminos empedrados como periodista
viajero empedernido. He vivido diversas emociones humanas. Vivencias de un
viaje fantástico a una zona surrealista, mágica, emblemática, vieja como
nuestra historia y joven llena de esperanza por lo que vendrá.
Rumbo a la otra cara de Chachapoyas
Desde
las cinco de la mañana, las camionetas esperaban a los viajeros, que llegaban
entre sueño y aliento helado por la fría temperatura de la madrugada. A lo
lejos se veía figuras tambaleantes saliendo de un bar, una disco o karaoke,
deportistas ocasionales que recorren “tranco
tranco” la ciudad, una escoba asida por una joven mujer, limpia las calles,
mientras que el resto sigue en los brazos de morfeo.
Bosque de neblina subiendo de Molinopampa |
La
ruta Chachapoyas a Molinopampa, es uniforme por la capa de asfalto sembrada en
la pista, surcando en las 4x4, avanzamos a la cumbre marcada por una densa
neblina y una fina llovizna que hacía lenta la travesía. Robustos ganados
pastan por el lugar y pisan restos de lo que
fuera un camino inca, hoy llamado “Qapac Ñan” o rodean inmensos y sin
límites hoyos terrenales que pese a grandes rocas que arrojas, ruedan y ruedan
sin parar.
Valle del Alto Imaza |
Siete
y media de la mañana, avistamos el valle del Alto Imaza, un delgado río como
serpiente se extiende en medio del valle. Un valle verde esperanzador donde
pastan decenas de cabezas de ganado, caballos y algunas veces y de madrugada un
avezado venado que sin temor pasta moviendo su pequeña cola.
Como
estaba previsto llegamos a Asunción Goncha, un desayuno sostenido y la
bienvenida de su alcalde nos hacen placentera la primera parada. Luego de unas
fotos para el recuerdo y entregar libros para niños de PRONEI e inicial caminamos
a su templo, que se erige en su plaza principal y cuál émulo de Kuélap sus
paredes son totalmente de piedra. En su interior guardan una serie de bellezas
religiosas propias de lugares donde por vez primera se anunciaron las
evangelizaciones.
Ríos llenos de vida y truchas |
A
las once con cuarenta minutos, viajamos rumbo a Olleros, cuyo alcalde y
pobladores nos esperaban impacientes según nuestros compañeros de viaje. En el
trayecto uno se contagia de las emociones y pide que paren los carros para
tomar fotos al paisaje, al río, a las rocas, a nosotros mismos. Impresiona un cañón
rocoso que nos abre el camino que nos acerca más a nuestro objetivo y desde
allí surgen las primeras plantas del ARBOL DE LA QUINA, recordado por formar parte de nuestro Escudo
Nacional. Un árbol que es usado como troncos para las divisiones de las chacras
o para llevarla a la tushpa y caliente nuestras entrañas en plena helada.
Milton, intrépido amigo nuestro, presto se baja de la moto y se tira al río con
la atarraya, todos abrumados vimos como sacaba a las orillas más de una docena
de truchas.
Parte del equipo de consultores de la DIRCETUR AMAZONAS |
¡Bienvenidos
a Olleros la tierra del ganado vacuno y de la leche!, dice un mural por la cual
pasamos, veinte minutos más tarde nos encontrábamos toda la comitiva en la
plaza de este lugar. Pequeño, frío pero abrigador. En su plaza decenas de
personas nos esperaban motivados por la vista de un “shunto” de gente que
acompañaban a los de la DIRCETUR AMAZONAS. Luego de un efusivo abrazo con el
alcaldem, pasamos al salón municipal. Nos da la bienvenida y a cambio lo
entregamos libros y el polo oficial del “Raymillacta 2014”. Explicamos nuestra
visita y antes del almuerzo todos caminamos a la Iglesia, en ella nos depararía
muchas sorpresas. Nos enseñaron los repiques de las campanas: Para las faenas
comunales, para los entierros o para las asambleas. Cada una de las campanas tiene
un sonido diferente. Sonidos que llegan al alma. Sonidos fuertes, agudos y al
mismo tiempo melódicos.
Tronco tallado con dos caras, que se encuentran al interior del Templo de Olleros |
Una anda que se usa en Semana Santa. Es de pan de oro, pero en malas condiciones |
El
templo es largo y con olor a abandono a causa de los pocos feligreses en el
lugar. Una urna que alguna vez estuvo bañada con pan de oro, una madera con dos
cabezas, un cristo herido por la indiferencia son reciben el ingreso. Al fondo
un altar que espera a gritos la mano de un restaurador.
En manto que está en Olleros. Es grande y bello, pero en mal estado |
Lenin, explica el
entorno, la historia del pueblo y al fondo vemos unas manos que traen un fardo
marrón sacado de un viejo baúl. Es un manto nos dicen. Lo abren “pamba pamba” y
vaya sorpresa. Es un manto donde está plasmado la Vía Crucis de nuestro
salvador, hecha totalmente de algodón. Es largo y ancho, “cabalito” para que
tape el altar, nos dice una vecina del lugar. Es una pena que esté en malas
condiciones, con retazos destruidos por el abandono, pero al mismo tiempo, fue
oportuna nuestra visita para intentar recuperarlo por medio del estado o de
alguna institución privada. Sabía que de estos mantos teníamos por decenas en
nuestras iglesias. Se de San Carlos, de Olto, me cuentan que habían un “shunto”
en el Alto Imaza, pero un curita les dijo que ya no valían y comenzaron a
quemarlo. Felizmente se ubicó uno, que debería ser sujero de protección urgente
en un lugar seguro de Chachapoyas. Propusimos que lo destinen al Museo Etnico
Religioso de la capital de Amazonas, esperamos una respuesta afirmativa de la
comunidad en general (continuará…)
Lo que sorprende es que en las paredes se encontró lo que era el símbolo del Rey Carlos V de España |
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