lunes, 13 de octubre de 2014

Chuquibamba: ¿El eslabón perdido de la historia de los chachapoya?



No soy historiador, tampoco un experto en temas cautivantes como la evolución de nuestra cultura, pero sí un comunicador que busca historias y trata de contarlas por todos los medios que se pueda contar. Tenía una deuda pendiente conmigo mismo y la saldé. Conocí quizá el único distrito que me faltaba recorrer de Chachapoyas. Me contaron de su carretera, del inclemente frio, de sus paisajes nublados, de su gente y de la belleza del lugar. Tuve que estar allí para comprobar lo que me dijeron y hoy puedo decirles que Chuquibamba es única, deslumbrante, acogedora y llena de historia que es nuestra obligación reconstruirla.
NUESTRA PARTIDA

Para viajar a Chuquibamba, que se ubica a 2,670 m.s.n.m, se tiene dos alternativas viables como son: Desde Chachapoyas, pasando por Leymebamba, Balsas, Pusac o  desde Cajamarca, Celendín, Balsas y Pusac, nuestra comitiva hizo la primera ruta. En menos de una hora y media en camioneta arribamos a Leymebamba a tomar desayuno consistente en su taza de café con su queso mantecoso y tamales cuyo sabor me hizo acordar a los que comía de niño, tenía un sabor inigualable y que ya no se encuentra en mi tierra natal. En menos de lo que uno se imagina, ya colgábamos Pomacochas y  el Calla Calla, temida cordillera donde soplan los vientos y pasa silbando tus orejas. Es el punto más alto que se cruza en todo el departamento de Amazonas. Con una densa neblina iniciamos la ruta rumbo a Balsas.

Desde el Calla Calla hasta Balsas transcurre dos horas y media por  una carretera angosta, asfaltada a nivel bicapa pero totalmente segura. Los paisajes con incomparables y con nuestros compañeros de viaje, admiramos cada paraje, cada detalle de la ruta. Desde un mirador rústico se puede contemplar el valle de Balsas y su magestuoso Marañón, cual serpiente de oro como lo bautizara Ciro Alegría, baña todo su territorio para hacer que florezca las paltas, los mangos, las ciruelas, los limones y el tamarindo.
Carretera a Balsas.
 
Río Marañón, cerca a Balsas
Antes de Balzas, hay un cruce para Chuquibamba, a donde se llega pasando por Posic un pueblo de mucha historia y que se encuentra en el departamento de la Libertad. Curiosamente para llegar a este lejano distrito amazonense, se tiene que cruzar otro territorio y recién se comprende la dimensión del reinado de los chachapoya, que tuvieron su dominio tanto en la Libertad como en San Martín.
Pusac y San Vicente, localidades de La Libertad
 Augusto, extiende la mano y nos dice que para llegar a Chuquibamba hay que subir esos cerros. Nos miramos con el chofer y Manolo y creo que al unísono emitimos un ¡Ray!, ya que si la carretera a Balsas es angosta pero asfaltada, la que nos viene es afirmada y con la lluvia el carro se podría “llusviar”. Orando a todos los santos (tómenlo literalmente por favor) emprendimos el viaje hacia nuestro destino final.

Es interesante ver como los herederos de los chachapoya, han poblado esta zona, solo por el hecho mismo de sobrevivir y tener algo para comer. En todos los cerros aledaños se extienden gran cantidad de sembríos, como papa, trigo, maíz, frejoles entre otros. Se aprecia a lo lejos las huellas de la cosecha del trigo. Otros terrenos están llenos de colores y hasta sabores. Ya en Chuquibamba, se respira a soledad por la poca presencia de gente en las calles, pero se respira a hornos que queman pan y nos preparamos para tomar un café con unos panes de trigo sensacionales.

No hay mucho que apreciar en este lugar, pero además de su hermoso templo y sus imágenes religiosas muy singulares, su altar mayor muy bien conservado, se puede visitar el pequeño muestrario sobre la cultura chuquibambina y sus joyas escondidas en su vasto territorio que supera los 150 km de extensión.

En este pequeño museo, se puede apreciar cabezas clavas, propias de los chachapoya como lo afirma  Schjellerup y Abel Vega Ocampo, cerámicos muy bien conservados, pequeñas momias de recién nacidos, hachas de combate y diversos huacos propias de nuestra raza y de la mezcla con otras culturas, que evidencian el intercambio de experiencias y de comercio. (Continuará…. Cochabamba, el tesoro escondido del Inca)
Fotos: Manuel Cabañas
           Manolo López

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