lunes, 6 de julio de 2015

Providencia: De soplones a dueño de las alturas


Cuando se mira el mapa físico de Amazonas, es poco imaginable que entre los cerros se erijan villorrios, comunidades y pueblos, cada uno con sus peculiaridades e historias. Cada una con sus propios sueños. Escuche su nombre muchas veces, Muchas veces he querido conocerla. La vi, conviví con sus pobladores, De la tierra de los soplones poco queda. Hoy es Providencia.

Ya no es una odisea viajar por los valles de Luya. De días interminables, las distancias se cortan en horas. De soportar las lluvias, el frio, los dolores de piernas, de pasar horas de hambre, actualmente, solo ocho horas distan desde la capital de Amazonas para llegar a Providencia, distrito de Luya que está en la cuenca del valle del Jumete, conformado por Ocumal, Pisuquia, Ocallí, Caldera, entre otros.

Existen dos vías alternas para llegar a la zona. Por la zona norte desde Corralquemado, se pasa por Lonya Grande, Camporredondo y; la otra desde Chachapoyas, Huaylla Belén, Congón, de allí a lomo de acémila hasta Providencia, o seguir en camioneta por Ocallí.

Providencia como todos los pueblos de la zona, está ubicado sobre la cima del cerro. Es muy accidentado, cuenta con una vía principal, calles alternas muy accidentadas, pero con una característica común: cada casa cuenta con pequeñas parcelas de café, producto tradicional de esta zona y que se produce en gran cantidad. Cuentan con pocas comodidades para visitantes, pero si lugares aceptables para comer y hospicios excepcionales para poder descansar.

Providencia, tiene una extensión territorial de 71.22 Km2.y está ubicado a 1 750 m.s.n.m Su administración territorial se divide en poblados como: Providencia, Huingo, Gramalote, San Antonio, Cruz Lomas, Lima Yacu, El Carmelo, Nuevo Chota, Hondul, Las Palmas, San Pedro, La Playa Jumith, Trapichepampa, Chirapa, Huidac y La Libertad
Como todo poblado reconocido en la época republicana, tiene pasado místico y remanentes que es para rescatar. Evidencias de la colonia o la evangelización son su arraigado fervor religioso y dicho sea de paso el nombre del distrito. Antiguamente, según los pobladores más longevos, se tenía como principal fiesta el Monte Carmelo y de la Virgen del Rosario, que con el paso de los años fueron reemplazados por San Luis Gonzaga y la Virgen del Carmen, festividad que se conmemora en el mes de Julio entre el 12 y 20 de este mes patrio.

Cuando se conversa con la gente, más allá de su amabilidad, es sorprendente escuchar sus relatos e historias. En la parte baja de la capital de providencia, habitaban pocas familias como los Campojoó (apellido originario de las alturas de Ocallí, que inicialmente era del “Campofué), y los Sánchez, cuya afición extrema era la música. Prácticamente, todo el año era música y sonidos con instrumentos de viento hechos artesanalmente. De allí que esta zona era conocida como Soplón. La llegada providencial de sacerdotes que viajaban a Chachapoyas, hizo que muchos pueblos cambien de nombre.

A decir de Don Florentino Mego Aguilar de 90 años, los sacerdotes cambiaron el nombre Cocchillo por Camporredondo, Vaquería por Carmelo, Por Por por San Miguel, Cocochillo por Pueblo Nuevo, entre otros. Cuenta que al llegar a Providencia, preguntaron por el nombre y los pobladores le afirmaron que se llamaba Soplón, luego de explicarles que soplón es el nombre de perros que corren de las peleas o asociados a chisme y malas mañas, optan por cambiar y gracias a que la “Divina Providencia” hiciera que pasen en peregrinación por esta zona. Sin duda que de Soplón a Providencia hay mucha diferencia.

Además de café, esta zona era caracterizada por la producción de tabaco que era para pagar impuestos en el estanco de Chachapoyas. Miles de hojas de apilaban y secaban para que a lomo de mula se lleve a la capital. Estas tierras eran de hacendados. Los mazos de tabaco se armaban con miel silvestre y cañazo. ¡Vaya a probar ese sabor! me dice. En las noches se reunía la gente para fumar un cigarro más grueso que los puros, me dice.
No existen muchas historias para contar, pero recuerda a un cabo Villacrez, un policía luyano que trasladaba a mucha gente para la construcción de la carretera de Cajamarca a Chachapoyas.


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