Los incas, en su proceso de
expansión del Tahuantinsuyo, han desarrollado una serie de estrategias para
incorporar a las diversas etnias o culturas que emergían en el Perú preincaico.
En la selva norte del país, se consolidó la presencia y la cultura de los
Chachapoya, gente de raza singular por su contextura y color de su piel,
destacándose la hermosura de las mujeres de este territorio, hecho que motivo
más de una expedición a estas tierras.
Huayna Capac, el gran conquistador,
tuvo varias visitas a la tierra de los Chachapoya celebrando inclusive la
fiesta del sol en Leymebamba por el año de 1475, a la cual la denominó como
Raimipampa. Conocida la beligerancia de los Chachapoya, realizó una serie de
negociaciones para la conquista de esta llacta, llegando inclusive a construir
el canal empedrado de Ashpachaca para el traslado de agua para la población de
Levanto, a cambio del amor de una de las hijas de esta región.
Es así que una vez aceptado como pretendiente
Huayna Capac, toma por esposa a la bella Tocto Allhuaman, que engendra a su
hijo y negado inca Atahualpa, que años más tarde sería el que fortaleciera la
presencia incaica en tierras ecuatorianas y colombianas con el apoyo de otra
raza noble y guerrera como son los Cañaris con quienes hizo su ingreso al Perú
para iniciar la guerra civil contra su hermano Huáscar. Guaman Poma de Ayala
(que se presume sea el seudónimo del cronista chachapoyano, Blas Valera Pérez),
en sus Crónicas y Buen Gobierno, describe este hecho, que hoy sigue siendo tema
de controversia, inclusive entre connotados historiadores de Ecuador y Perú,
donde Atahualpa es la figura emergente de la identidad ecuatoriana y en nuestra
patria, el rebelde que desafío su propio destino, que le condujo a su muerte
por los españoles en Cajamarca a la edad de 45 años. Muerte facilitada por el
envenenamiento de los españoles a decenas de indios que formaban parte del
séquito de Atahualpa.
Tocto Allhuamán, conocida también
en la nobleza cuzqueña como Amamanchic, además de Atahualpa, tuvo a otros hijos
como Calcuchimac, Rumiñahui y Quis Quis. Leyenda o no, la mujer de Chachapoyas
tuvo gran influencia en el imperio cuzqueño, ya que por versión de los
cronistas e investigadores, tanto Tupac Yupanqui como Huaina Capac, han tenido
como concubinas a la belleza chachapoyana, que con sus encantos, conquistaron
el corazón de los incas, que les permitió la benevolencia con esta tierra, que
nunca fue saqueada como otros pueblos que tras su sometimiento a la corona
inca, se destrozó su pasado para perderla en la historia y el tiempo.
Naturalmente este comentario ha
sido consultado a historiadores peruanos y ecuatorianos quienes también tienen
conocimiento de esta versión, que si bien no es un hecho oficial, pero motivará
sin duda alguna a que los “genios de la historia” busquen en algún pedacito
olvidado del pasado y ubicar la existencia genética, territorial y social de
Atahualpa que en su sangre llevó la gallardía, coraje y señorío de los chachapoya.
Fuente: "Crónicas y Buen Gobierno" Guamán Poma de Ayala
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